Autoestima. Cuando el Crohn la borra de un plumazo.

Autoestima. Cuando el Crohn la borra de un plumazo.

La autoestima, que si la tenemos alta que si la tenemos baja… Hablamos continuamente de ella, pero ¿qué es?

La autoestima son las percepciones, los pensamientos, los sentimientos dirigidos hacia nosotros mismos, hacia nuestra forma de ser, hacia nuestros rasgos, nuestro cuerpo y nuestro carácter. En definitiva, es el valor que nosotros nos atribuimos a nosotros mismos y a nuestras capacidades.

El concepto que tenemos sobre nosotros mismos, nuestra autoestima, se va desarrollando a lo largo de nuestras vidas, sobre todo en la infancia y la adolescencia, y es sumamente importante, porque de ella depende nuestra participación en la vida, nuestra interacción con la sociedad y nuestro desarrollo personal .

Pero, ¿qué pasa con nuestra autoestima cuando en plena formación del carácter, cuando empezamos a madurar y elaborar el concepto que tenemos de la vida y de nosotros mismos, nos cae una ”BOMBA”? Te diagnostican una enfermedad complicada que te rompe los esquemas. Una enfermedad que te debilita, que te produce cambios físicos, que te obliga a tomar tratamientos que tienen montones de efectos secundarios que alteran tu cuerpo y tu mente.

 

Tu autoestima se pierde, se vuelve tan pequeñita que apenas se ve. Tan pequeñita que cuando te miras al espejo solo ves un cristal sucio.

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Así era mi autoestima hace unos años, diminuta.

La baja autoestima te puede generar tristeza, melancolía, depresión, timidez. Repercute negativamente en todos los ámbitos de tu vida. Influye en tu vida laboral, en tus relaciones personales, sociales y de pareja. En definitiva, no te deja ser feliz.

Ahora lo leo y me da pena. Pero así me sentí durante años.

 

El Crohn se llevó de un plumazo mis sueños, mis ilusiones y mi autoestima

Me sentía insegura, dependiente, pequeña. En esta vida hay pocas cosas que no tengan solución, y la mayoría de ellas se aprenden. Llegó un día en que me planté, estaba cansada de ser infeliz, de sentir que no tenía derecho a una vida plena. Yo quería ser buena en mi trabajo, pero me ponía el listón tan alto que nunca llegaba. Pensaba que no tenía derecho a elegir quien me quisiera, sin darme cuenta que la que menos me quería era yo misma. Siempre intentaba no destacar, hablar en voz baja y pasar desapercibida. ¡BASTA!

Todo empezó con una libreta. Me compré una libreta preciosa y me obligué cada noche a escribir 5 frases positivas. Te aseguro que a veces me costaba la vida. Pero lo hacía.

Gracias a estas 5 frases, empecé a quererme, se que suena a tópico pero HAY QUE QUERERSE.

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Sin saberlo estaba reprogramando mi mente con autoafirmaciones positivas. La mente al final crea lo que le dices.

Dejé de compararme con los demás. Empecé a aceptarme.

Me di cuenta que muchas de las cosas que no me gustaban de mí misma podía cambiarlas, y que en realidad tenía muchas más cosas positivas que negativas.

No conseguir los objetivos que te propones, no quiere decir que no tengas los valores necesarios para afrontar tus retos.

Las personas que se preparan para una maratón, dedican todo su esfuerzo, su perseverancia sus ganas de superación… que no ganen la maratón no hace que pierdan todos esos valores.

Dejé de castigarme y de pensar que no estaba a la altura. Dejé de exigirme. Desde que mis objetivos empezaron a ser más sencillos cada vez llegaba más lejos.

Empecé a actuar conmigo como lo haría con un amigo. La autocompasión no es mala si no se cae en el victimismo.

En definitiva, rompí el círculo. Me di cuenta que si sonríes, te devuelven la sonrisa. Si tú te valoras, los demás automáticamente también lo hacen. Si tú te quieres, eres capaz de querer a los demás y ellos te devuelven ese amor. ¡Es magia!

Para mí, después de tantos años sintiéndome una hormiguita fue magia.

A día de hoy, tengo días que solo me apetece quedarme tirada en la cama, como todos imagino, y más cuando tienes un monstruito en la barriga, pero esos días ya son muy pocos. Poquísimos.

He aprendido a quererme, a aceptarme como soy con mis debilidades, pero también con todas mis fortalezas que son muchas. Actúo con los demás como me gustaría que actuaran conmigo. Quiero mucho a las personas que quiero. El amor es el mayor de los súper poderes. Y vivo el ahora, o al menos lo intento.

Tómate un momento para apreciar lo increíble que eres.



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